Inician las fiestas decembrinas y con ellas la temporada de consumismo en este país, abarrotando tiendas y calles, volcándonos en un desenfrenado furor por comprar todo lo que se nos ponga enfrente, todo comienza en la tercera semana de noviembre dando el banderazo de salida el “Buen Fin” y concluyendo a principios del mes de enero. Durante esas siete semanas el arte de comprar se vuelve nuestra principal prioridad.

La realidad es que compramos por emociones, intercambiamos todas nuestras frustraciones, ansiedades y culpas por un bien, por una compra, por algo que será momentáneo, creemos que eso nos dará alegría, pero un gasto o una compra mal planeada, se puede convertir en nuestra peor enemiga.

A lo largo de mi vida profesional siempre me ha gustado hablar de finanzas empresariales, compartiendo a las organizaciones la importancia de llevar finanzas sanas, pero de repente me di cuenta de una gran carencia en la educación financiera en el hogar, por una razón muy particular, jamás se ha enseñado en las escuelas cómo administrar financieramente una casa. Si tuvieron suerte de tener unos padres organizados y ellos a su vez han formado a sus hijos así, los felicito, pero la gran mayoría fuimos educados sin bases financieras. No sabemos cuándo comprar, cómo comprar y el costo financiero que puede generar el uso inadecuado de las tarjetas de crédito o créditos personales, pero vivimos en la época de la inmediatez, todo lo queremos para ayer y no nos detenemos a esperar.

Aquella frase de: “Todo tiene su tiempo” es anticuada y poco usada, todo hoy lo hemos convertido en, sal y cómpralo ¡Ya!, ¿quieres un carro? Visita un par de agencias, revisa los planes de financiamiento, revisa el pago inicial y listo, salimos por la tarde con carro nuevo. Cuando el método correcto era: Revisa tu plan financiero, revisa diferentes opciones, pregunta el precio del automóvil, ¿Puedo pagarlo? Y si la respuesta era no, no puedo pagarlo, continuaba usando mi auto de siempre. Este proceso de compra lo utilizamos para todo, si no es un crédito, es una tarjeta o si no un financiamiento, pero esperarme, ¡Jamás!

Por ello, que estas fechas decembrinas que inician sean de atender más los vínculos familiares y de estrechar la comunicación, la paciencia y el amor con sus seres queridos, que su regalo sea unas finanzas patrimoniales sanas y una vida sin deuda, ese sería mi mejor deseo.

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